El costo de los servicios públicos estrangulan la economía familiar.
Por Julio Ramos
El pago de los servicios públicos en Venezuela se ha convertido en una carga abrumadora para la mayoría de las familias. Lejos de ser un gasto predecible y asumible, se ha transformado en un peso constante que asfixia la economía doméstica, dejando a muchos al borde de la sobrevivencia. No se trata solo del monto en sí, sino de la constante incertidumbre y la precariedad del servicio que lo acompaña.
La inflación galopante y la depreciación del bolívar hacen que el costo de la electricidad, el agua, el gas y la telefonía se dispare constantemente, superando con creces el poder adquisitivo de la población.
Mientras los salarios se mantienen estancados, los precios de los servicios públicos se disparan, creando una brecha insalvable para muchos hogares. El resultado es un círculo vicioso de deudas, recortes en otros gastos esenciales y una calidad de vida cada vez más precaria.
La ineficiencia de las empresas prestadoras de servicios es otro factor crucial. La falta de mantenimiento, la escasez de recursos para la inversión á causa de un bloqueo injusto, criminal, se traducen en un servicio deficiente, con cortes frecuentes (ahora llamados PÁC), de electricidad, y agua, fallas constantes en la telefonía.
Esto no solo genera molestias, sino que también impacta negativamente en la productividad y las posibilidades de generar ingresos, agravando aún más la situación económica familiar.
La situación se vuelve particularmente crítica para las familias de bajos ingresos, quienes deben destinar una parte significativa de sus magros recursos al pago de servicios que, con frecuencia, son deficientes o inexistentes. Esto obliga a sacrificar otros gastos fundamentales, como la alimentación, la salud y la educación, lo que tiene un impacto devastador en el bienestar general de los hogares.
Es urgente que el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, implemente políticas públicas que aborden esta situación. Se requiere una revisión profunda de las tarifas, considerando la realidad económica del país y la capacidad de pago de la población.
Además, es fundamental invertir en el mantenimiento y la modernización de las infraestructuras, combatiendo la corrupción y mejorando la eficiencia de las empresas prestadoras de servicios. Hasta tanto esto no ocurra, el pago de los servicios públicos seguirá siendo un lastre que ahoga la economía familiar venezolana y perpetúa un círculo de pobreza del que es difícil escapar.
La precariedad x los altos costos de los servicios públicos no es un tema menor; es un problema estructural que afecta el desarrollo social y económico del país.