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Por: Balsibeth Camejo (ECS/UBV)
VALLE DE LA PASCUA. Ni con el humor de Byron a los venezolanos les causa risa el hambre que se está viviendo en muchos hogares venezolanos, y es que abrir la nevera y observar a doña soledad, a más de una persona se les espeluca el cuerpo. Pero existen muchos motivos que conlleva a no tener alimentos en el hogar, partiendo en los ciudadanos que depende de un suelo mínimo, lo cual es imposible sobrellevar ese terrorismo mensual, que en ocasiones dura menos que el dinero mal habido.

Los rumores sobre el gobierno actual de Venezuela inician desde las complicaciones que viven día a día los ciudadanos, tierra amada y exaltada por muchos países extranjeros. El 90% de la población expresa a diario su rabia hacia estos miembros políticos, que a pesar de no saber manejar la economía, trajo muchas cosas buenas y con esto no me refiero a los bonos, viviendas, vehículos, educación y pensiones, la revolución como se suelen reconocer activó la valorización, la administración, la unión, la comprensión, la sensibilidad, y todos los valores que conocíamos pero que fueron olvidados antes de la revolución dulce y amarga.
Si los seres humanos nos sentáramos sólo un día analizar la situación crítica del país nos daríamos cuenta que hemos fallado como habitantes en un 50%, la escasez de alimentos también es generada por ciudadanos que compran productos de la cesta básica para revenderlos a las afueras de su hogar, mientras que otros tienen un poco más de descaro y se sientan en la esquina de la Plaza Bolívar.  

Pero no solamente existen personas con este tipo de conductas, también se pueden observar hombres y mujeres que no aportan nada productivo a su hogar y solamente se preocupan por producir lagañas y abrir la boca para preguntar ¿ya estuvo la comida? y la nevera cada vez más seca.

Algunos espacios de siembra y producción se encuentran en total abandono puesto que muchos hombres y mujeres ya no les provoca criar animales ni mucho menos sembrar, ya  que se adaptaron de la noche a la mañana a la ciudad y prefieren dirigirse a la misma a comprar un cartón de huevos a 2 millones de bolívares.
Tampoco se puede dejar por fuera a los niños que anhelan recortes de hortalizas en ferias de verduras, para luego vender y obtener los alimentos para el hogar, mientras que sus padres se encuentran en la casa de piernas cruzadas.

La vida cada vez se pone más ruda y como dicen en Venezuela ¡la vaina esta arrecha!  Y ante esto es fundamental que el venezolano actué de buena manera, expresar nuestro cariño y amar como así mismo a nuestros vecinos, es una bendición ganada, ¿Para qué vender una harina precocida? Si la puedes compartir con tu hermano, que quizás tiene días sin alimentar a sus chamos, a pesar de que éste se levanta a trabajar a las 5 de la mañana, ¿Por qué escondes el café cuando llega visita? Si ambos se pueden sentar a charlar y olvidarse de las adversidades, en tan sólo unos minutos. ¿Qué ganas con maldecir a diario al presidente? Si el quizás no sabe de tu existencia, mejor bendice tus alimentos y ten siempre presente que Dios proveerá.

Nuestros amigos y familiares que han decidido emigrar por un mejor futuro nos enseñaron a valorar cada instante de su vida a nuestro lado, ¿Cuánto tiempo estuvimos cerca de ellos y nos ladrillaba su existencia? La partida de estas personas hacía un mejor futuro, quizás, no duele tanto por la situación actual, puede ser que nuestro único dolor y que nos carcome a menudo es pensar todo el tiempo que estuvimos a su lado sin valorar sus actos, sin duda alguna los golpes de la revolución nos enseñaron a valorar y amar cada instante de nuestra vida. 

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