Padres, un legado que transforma generaciones
Por: Deisy Viana
Hace veinte años, mi padre, José Viana, partió de este mundo, tal vez ya nadie lo recuerde, pero dejó tras de sí un legado de amor, compromiso y sacrificio. Su figura se mantiene viva en mi memoria, no solo por los recuerdos entrañables, por sus acciones sociales y su sabiduría innata, sino porque cada logro que he alcanzado lleva su marca. Su ejemplo, su guía y sus valores fueron el faro que iluminó mi camino. Y es aquí donde radica el verdadero impacto de los padres: en la huella imborrable que dejan en sus hijos.
Hoy, en una sociedad cada vez más marcada por la ausencia de principios sólidos, el rol del padre se ha desdibujado en muchos hogares. Hay quienes, como mi padre, han sido guardianes de sus hogares, dando todo por su familia, mientras que otros han abandonado su responsabilidad, dejando hijos a la deriva, sin guía, sin apoyo. La ausencia paterna no es solo física, sino también emocional y moral, creando brechas profundas en la formación de quienes deberían ser los pilares del futuro.
Un niño que crece bajo el amparo de un padre comprometido con su rol recibe un legado de valores que se arraigan en su subconsciente y moldean su comportamiento. Es por ello que el argumento más convincente para fortalecer la sociedad es el ejemplo. Más que discursos, más que consejos, es la vida cotidiana, los pequeños gestos de amor y responsabilidad, lo que siembra en los hijos la semilla de la integridad y el respeto, y esos cambios sociales que muchos desean no los logrará el dinero y ningún político, para ello los padres tienen un rol fundamental con la crianza basada en valores.
En este Día del Padre, la reflexión es necesaria. No basta con celebrar, sino con cuestionarnos qué tipo de padres estamos formando y qué huella estamos dejando. ¿Somos conscientes de que el impacto de la crianza de los padres perdurará en generaciones futuras? Necesitamos padres que asuman su rol con responsabilidad, que sean verdaderos líderes en sus hogares, que no solo provean, sino que formen, acompañen y guíen.
Como dice Proverbios 22:6, "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." Que este día sea un llamado a la conciencia de los hombres, a la responsabilidad, y sobre todo, al amor que construye y transforma, ahora solo puedo agradecer a Dios cada enseñanza que me dejó mi papá de quien deseo cada día poder escuchar su voz y poder darle un fuerte abrazo, mientras tanto seguiré honrando su nombre poniendo en práctica todo lo aprendido, siendo ejemplo para la sociedad.