El Secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, una figura prominente del Partido Republicano y del círculo íntimo de Donald Trump, ha visto resurgir un tema espinoso de su pasado oscuro familiar, vinculado al narcotráfico. Un hecho que evidencia la falta de solvencia moral del político estadounidense en montar falsos positivos contra Venezuela, a sabiendas que a lo interno tiene un espiral de conflictos que manchan su poca reputación.
Según el trabajo publicado en el portal web Miami New Times, corresponde con el historial criminal de su cuñado, Orlando Cicilia. Sujeto que cumplió una condena de más de una década por narcotráfico de cocaína a gran escala.
Esto contrasta de manera dramática con la postura de línea dura que la administración Trump adoptó contra los inmigrantes, incluso aquellos con delitos menores. Un doble rasero que ha puesto a Rubio bajo el escrutinio.
El ascenso y caída de un capo de la droga en Miami
La historia de Orlando Cicilia se remonta a la época de los «Cocaine Cowboys» en Miami durante las décadas de 1970 y 1980.
En ese momento, Cicilia no era un delincuente menor, sino un jugador importante en una red de narcotráfico internacional que, según los informes, movía cocaína por valor de 15 millones de dólares.
Utilizando un negocio de animales exóticos como tapadera, Cicilia operaba un sofisticado esquema de contrabando, transportando kilos de cocaína ocultos en cajas de cigarrillos.
Su base de operaciones era su propia casa en West Kendall, donde almacenaba la droga en una habitación libre.
En 1989, el imperio de Cicilia se desmoronó. Fue arrestado y sentenciado a 35 años de prisión. Aunque fue liberado a principios de la década de 2000. Su caso sigue siendo un recordatorio de la violencia y el crimen que dominaron el sur de Florida en esa época.