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         Oscar Humberto González Ortiz

¿Has tenido la oportunidad o curiosidad de visitar un geriátrico? Cada vez que nosotros lo hacemos, transformamos nuestra realidad en experiencias enriquecedoras, colmada de emociones que permiten valorar la alegría aportada al compartir hermosas horas, durante las cuales aprecias el día a día de vivencias de varias personas. 

Desde el momento que tomamos la decisión, hasta el instante que llegamos a las instalaciones, cada paso es un peldaño hacia la evolución personal, ya sea mediante la colaboración, experimentación o reflexión, cada acción desencadena un flujo constante de aprendizaje.  También, en el trascurrir de los minutos vas descubriendo que cada persona tiene una historia fascinante, experiencias únicas y un sinfín de conocimientos por compartir. 

Es un lugar donde el cariño, como la compañía son fundamentales, ves el disfrute cuando los abuelos participan en cada actividad de recreación o deportes; en muchos casos la distracción puede estar enfocada jugando bolas criollas, dominó, cantar o bailar. 

Cada momento compartido con los adultos mayores fue una oportunidad para crear vínculos especiales, llenos de afecto, orientados a comprender que un geriátrico no es simplemente un lugar de cuidado, sino un espacio para fomentar felicidad como bienestar emocional. 

Qué hermoso sería contar con instituciones públicas o privadas que promuevan visitas periódicas a estos lugares, para llevar alegrías, entusiasmo y, sobre todo, ánimo a quienes allí residen. 

Es importante destacar que, a pesar de las circunstancias, los adultos mayores tienen un espíritu resiliente y una vitalidad que muchos quisiéramos contar al pasar por esa etapa de la vida. Fomentar un estado de ánimo positivo entre ellos es fundamental para su bienestar emocional y calidad de vida; cada minuto compartido en la interacción con ellos, enseña a valorar cada momento, a vivir con plenitud apreciando la belleza de las pequeñas cosas. 

En este sentido, es importante promover constantemente iniciativas que fomenten la participación de los adultos mayores en la comunidad, reconociendo el gran aporte tanto en lo físico o emocional. Sabiduría, experiencias, alegrías y emociones son activos valiosos que merecen ser celebrados. 

Compartir tiempo con adultos mayores, personal administrativo, obreros y empleados fue una experiencia transformadora que nos llenó de satisfacción y gratitud, enseñándonos lecciones invaluables que invitan a vivir con mayor plenitud. 

Compartir, oírles, tomarnos un refresco, son experiencias complejas para explicar a través de palabras. Así, algunas personas te conectan con la historia, arte, lectura o la sabiduría producto de la experiencia; mientras conversas sentirás las emociones, sentimientos, recuerdos, nostalgia, inclusive muchas sensaciones difíciles de comentar, pero las radiantes sonrisas logradas se entrecruzaron con los detalles enmarcados para crear un ambiente de diversión, recreación y amor, proporcionado por el aporte de juegos didácticos, rompecabezas, dominó, o como la entrega de ropa y medias en buen estado, cuadros para decorar diversas paredes, no pudiendo faltar delicias culinarias, tequeños y pastelitos, e incluso una hermosa torta de piña para celebrar con los cumpleañeros del mes. También fueron entregados varios libros de diversas temáticas y algunas revistas para enriquecer sus momentos de lectura. Para sus actos ceremoniales o festivos aportamos una bandera del estado Guárico, que brindará ese toque especial como protocolar.

Es verdaderamente emocionante descubrir los talentos ocultos de algunos de los adultos mayores a través del canto o el baile. Durante el compartir percibimos la energía contagiosa creada por el ambiente lleno de calor humano, acogedor, que llenó el corazón de regocijo de todas las personas participantes del acto fraterno, que seguidamente tomó más calor al llegar el mariachi que llenó de ritmo el resto de la mañana. 

Estas experiencias demuestran la importancia de brindarles espacios para expresarse, compartir habilidades y sentirse valorados. 

Es crucial comprender que estas visitas benefician a los adultos mayores, también enriquecen nuestras propias vidas, brindándonos la oportunidad de aprender, crecer, valorando la belleza de cada etapa de la vida. 

Cada interacción con ellos enseña lecciones valiosas sobre resiliencia, gratitud y amor incondicional. Desde la oportunidad brindada por esta ventana de expresión les envío cordial invitación a sumarse a esta hermosa experiencia. Lleven emociones y alegrías a quienes allí residen, brinden la oportunidad de crear recuerdos inolvidables, estableciendo conexiones significativas que perdurarán en el tiempo. ¡Anímate a vivir esta experiencia única y transformadora! 

Aprovecho la ocasión para reconocer el valor de las personas que laboran día a día, noche a noche, domingo a domingo —algo así como esta palabra de moda 24/7—. Es de supremo valor destacar el espíritu de sacrificio, abnegación y automotivación que caracteriza a estos profesionales que no sólo cumplen con sus responsabilidades laborales, sino que también asumen el rol más importante para las personas recluidas: se convierten en su familia directa, velan por su alimentación, aseo, cuidados, sueños, bienestar, desempeñando una labor tan compleja que debería ser realizada por el hijo, sobrino, hermano, padre o madre. 

Estos héroes cotidianos, demuestran una dedicación inigualable al brindar amor a quienes más lo requieren en esta etapa de sus vidas; el compromiso va más allá de las tareas asignadas, pues se convierten en compañeros, confidentes, apoyo emocional para aquellos que se encuentran en momentos vulnerables. Su labor es muestra clara de humanidad, generosidad que merece ser reconocida, valorada y  agradecida. 

Es esencial resaltar que estos profesionales no sólo ejecutan sus deberes con excelencia, sino que también fomentan un ambiente familiar a través de gestos cotidianos de cariño y comprensión, logrando crear un entorno donde cada persona se sienta amada. Su labor no sólo consiste en cuidar el cuerpo, sino también el alma de quienes son atendidos. 

Además, es fundamental recalcar la importancia de brindarles el apoyo necesario para su propio bienestar emocional y físico, ya que esta labor puede resultar agotadora, emocionalmente demandante, por lo que es importante que reciban reconocimientos y recursos adecuados para mantenerse fuertes en su labor diaria. 

Recuerden, los profesionales que trabajan en estas instituciones desempeñan un papel fundamental en la comunidad, llenando de cuidados la vida de quienes están bajo su responsabilidad. Su dedicación, entrega y compasión merecen ser exaltadas como ejemplo de humanidad y generosidad.

Si vas a contar con la suerte de tener una larga vida, como expresan en algunas regiones, te podrás salvar de la mordedura de una serpiente, pero del proceso de envejecimiento es algo complicado pensar que no llegarás a esa etapa. 

La vida nos lleva por un viaje ininterrumpido de transformaciones, desde la adolescencia, llena de planes y sueños, hasta la adultez mayor, donde nos enfrentamos a cambios inesperados. En esta etapa podemos encontrar oportunidades para redefinir el significado del envejecimiento y su impacto en nuestras vidas. 

A medida que el tiempo avanza, el cuerpo y mente atraviesan una serie de ajustes, que hacen abordar el envejecimiento como una oportunidad para explorar nuevas formas de cuidado personal y bienestar, en donde la sabiduría acumulada a lo largo de los años se convierte en herramienta poderosa para inspirar a las generaciones más jóvenes a los periodos de cambios generacionales. 

A pesar de los desafíos  surgidos, el envejecimiento también puede constituirse en un período de renovación, crecimiento personal, siendo crucial fomentar entornos inclusivos que valoren la diversidad generacional promoviendo la participación activa de las personas mayores en la comunidad, pudiendo abrir la puerta a oportunidades inéditas para el intercambio de conocimientos y experiencias entre diferentes grupos etarios. 

En lugar de sentirnos solos en este proceso, busquemos conexiones significativas con otras personas mayores, así como con individuos de todas las edades, creando  comunidades intergeneracionales para brindar apoyo mutuo, fomentando sentidos compartidos de propósito y pertenencia. Llegar a la edad de adulto mayor, puede ser una etapa revolucionaria e inteligente si adoptamos perspectivas innovadoras que valoren la diversidad, promuevan el aprendizaje continuo, celebrando las contribuciones únicas de cada individuo a lo largo de su vida. 

Este cambio de paradigma nos invita a reimaginar el envejecimiento como un proceso lleno de posibilidades y potencialidades aún por descubrir. 


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