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La verdad siempre sale a la luz

Por: Deisy Viana

Hay gestos que hablan más alto que las palabras. Y hay ausencias que gritan verdades que nadie se atreve a decir. Hace unos días, en medio de la planificación de una jornada de atención social para familias vulnerables, recibí una llamada de alguien que al enterarse, con entusiasmo, había manifestado su deseo de sumarse a esta causa. “Cuenta conmigo para lo que necesites”, dijo. Pero cada vez que lo necesité, no estuvo.

Excusas. Compromisos. Imposibilidades. Quejas. Dolores. Hasta que, curiosamente, en los eventos donde hay cámaras, autoridades o alguna posibilidad de figurar, su presencia es puntual, su sonrisa impecable y su ubicación estratégica: justo en la foto principal.

Este tipo de comportamiento, según la psicología social, responde a lo que se conoce como conducta narcisista instrumental. Es decir, personas que utilizan causas nobles como plataforma para alimentar su imagen, escalar posiciones o ganar reconocimiento. No se trata de ayudar, sino de parecer que ayudan. No buscan transformar realidades, sino construir una narrativa donde ellos son los protagonistas.

Pero, ¿Cómo logran manipular y escalar?

- Desarrollan habilidades sociales superficiales: carisma, lenguaje emocional, presencia escénica.

- Se vinculan con personas clave, no por afinidad, sino por estrategia.

- Usan el discurso de la empatía como disfraz, pero evitan el compromiso real.


Para identificarlos es necesario estar atentos:

- Su interés aparece solo cuando hay visibilidad pública.

- Evitan tareas silenciosas, de fondo, donde no hay reconocimiento.

- Cambian de actitud según quién esté presente.

- Hablan mucho de valores, pero no los practican cuando nadie los observa.

En contextos laborales, religiosos o políticos, este perfil puede escalar rápidamente si no se detecta a tiempo. La clave está en observar la coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Porque como bien dice el refrán: “El que quiere ayudar, ayuda. El que quiere figurar, espera la foto.”

Culmino con esta reflexión bíblica: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mateo 7:16)

Este versículo nos recuerda que no bastan las apariencias, escuchar promesas o discursos superficiales. Hay que mirar los frutos: las acciones, las decisiones, los silencios. Recordemos que la verdad no siempre se dice, pero siempre se revela porque todo sale a la luz.

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