El constructo político de la percepción alterada
Oscar Humberto González Ortiz
La praxis política contemporánea se desarrolla en planos de percepción subjetiva, donde la máxima de “ver para creer” es subvertida ante la proliferación de artefactos cognitivos análogos a las ilusiones ópticas. En oportunidades observamos disociación entre la realidad objetiva y su representación mediada, manifestada en la ocultación de datos esenciales a la vista pública y en la trayectoria bifásica de narrativas estratégicas.
Esta condición evoca el fenómeno de la ilusión: “la pared de la cafetería o la naturaleza irresoluble del triángulo de Penrose”. El discurso político que en una oportunidad transitó como advertencia críptica —“huele a azufre, el diablo estuvo aquí en este lugar ayer”— pasó seguidamente a una estrategia de coerción explícita, iniciando con la directriz de “torcer el brazo”, escalando hacia imposición del bloqueo económico y aplicación de más de mil sanciones unilaterales.
Esta presión macroestructural tiene repercusiones directas en la dimensión microeconómica y social; específicamente, se requiere evaluación rigurosa de la accesibilidad como disponibilidad de insumos en las instituciones de salud pública. De forma crítica, el paciente con patología oncológica enfrenta desafíos logísticos —financieros— para la prosecución de tratamientos (quimio y radioterapias), donde la interrupción de las terapias no es una abstracción, es una sentencia suspendida.
La fluctuación en los índices de precios de bienes de consumo primario (carnes, lácteos, huevos) y la volatilidad diaria del tipo de cambio evidencian la funcionalidad sistémica de la especulación como variable manipulada en el esquema económico, moviéndose como piezas de ajedrez en tableros invisibles. Se hace imperativa la utilización de instrumentos de reflexión (el espejo) para decodificar la anamorfosis económica y distorsiones intencionales de las perspectivas reales.
La historia ofrece pistas cruciales: la crucifixión de Jesús se contextualiza con dos criminales (¿recuerdas sus nombres?) donde se desarrolla una analogía a la polarización moral en la esfera pública. Esta dualidad representa elección perpetua entre esperanza y resignación, aquí la tarea esencial no reside en la cuantificación de las ilusiones ópticas, está en la neutralización de aquellas que inhiben la política y la conciencia crítica del colectivo social. ¡Ya reconoces cuál de los dos caminos decides colocar: la fe mientras descifras los espejismos!