Tu Portal de Noticias



Dominó del escándalo, ¿El poder superará la ética?

Oscar González Ortiz

¡No queremos un rey! Reescribiremos la historia geopolítica del Caribe con capítulos de desestabilización e intervención, preparando la argumentación para una nueva serie televisiva en el continente americano.  Observamos cómo la política del escándalo parece generar un efecto dominó tangible en el mar Caribe; las revelaciones y liberación de correos anteriormente censurados pertenecientes al depredador, delincuente sexual, pedófilo convicto por delitos atroces, estará generando presión interna insostenible para ciertos centros de poder. 

Buscarán válvulas de escape para la crisis interna de proporciones incalculables, por lo que emplean redes sociales como campos de batalla para normalizar el lenguaje bélico, insinuando necesidad de intervención preparando el preludio para la agresión. En consecuencia, activan narrativas de narcoterrorismo o narcogobierno para desviar el foco del escándalo interno hacia el enemigo externo, fabricando pretextos convenientes, guiones repetidos para justificar ulteriores acciones. ¿Qué estrategia más eficiente, atacar a una nación para desviar la mirada global de la crisis interna? Parece una sombra histórica esgrimida para cubrir ambiciones geopolíticas mucho más profundas. ¿Detrás de esta presencia militar subyacen intereses geopolíticos vinculados a recursos estratégicos concretos: petróleo, litio y control hemisférico?

El incremento naval estadounidense en la región caribeña será una coincidencia o coreografía; esta escalada bélica con más de 60 días de presencia militar sugiere que la diplomacia cedió terreno a la disuasión forzosa. Los intereses reales detrás de este músculo militar serán la contención por lo que seremos testigos del inicio de una guerra disfrazada, impulsada por la avidez insaciable. 

Mientras tanto, la maquinaria de desinformación activada prepara la opinión pública internacional para la posible invasión oculta de lucha antidrogas, siendo las redes sociales, antenas sensibles del inconsciente colectivo que reflejan premonición de ataque. Desde el momento en que se acuñó el término “narcogobierno” instalaron la coartada para la confrontación. 

El pueblo despertará ante el teatro de sombras; cuando pienses en lo que está pasando y debas preguntarte ¿habrá un ataque?, imagínate cuántas vidas serán consideradas el precio aceptable antes de que la razón, diálogo y respeto mutuo retomen su asiento en la mesa de las naciones, buscando la paz. La alerta se mantiene: el futuro de la región pende de un hilo, atado a los hilos invisibles del escándalo interno y ambición desmedida. ¿Seremos peones en un juego ajeno, o el catalizador de una nueva conciencia caribeña? La emergencia está servida, la conciencia colectiva debe discernir entre amenaza real y teatro político.


Artículo Anterior Artículo Siguiente