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EN BUSQUEDA DE LA IMPONENTE  CIUDAD DORADA

   EN LA VENEZUELA DEL SIGLO XV 


POR: MARLIN VILLALOBOS  

Yeseniavilla2022@gmail.com

HISTORIADORA

       Venezuela es un país de lugares exóticos, exuberante  e imponente en cuanto a paisajes naturales; y es que desde la llegada de los españoles esta peculiar nación ha quedado ante el mundo entero como un país impactante y misterioso donde nuestros antes pasados  y expedicionarios aseguran que además de su extensa y hermosa geografía;  sus bellezas naturales  se convierten en sobrenaturales, desde el mismo momento que vuelcan sus 5 sentidos en cada suelo que pisan. Siglos tras siglos Venezuela ha sido protagonista de diversas historias plasmadas en papel así como las que nos  han sido  contadas por nuestros abuelos y que ubican a Venezuela en un lugar  con una amplia gama de hechos históricos extraordinarios  que hacen de nuestro país, rico en cuanto a cultura, geografía e historia se refiere.

         Antes de la llegada de los españoles nuestro territorio estaba poblado por distintos grupos indígenas, cada grupo  con  costumbres y tradiciones diferentes; libres como  el viento, dueños y señores de todo y todos lo que tenían a su alrededor, cada uno de ellos con una gran historia que contar, y es que vivían tal vez sin saberlo en una de  las naciones más bellas y ricas del mundo. Así mismo todos esos aires de libertad cambian de repente y de una manera radical con la llegada de los españoles sometiendo al aborigen a una  cruel persecución  junto a una inminente  INVASION DE GENTE EXTRAÑA en donde imponen por la fuerza una cultura ajena implementada en distintas  formas de vida  (Educación, Religión, Idioma, Gastronomía entre otros ) .

        Los españoles  encuentran un territorio  que consideran como suyo; las instituciones o  cúpulas de la época así lo declaran, el derecho le da la razón a España. Pero por otra parte existían propietarios de las tierras que los españoles  habían encontrado, o creído encontrar, que no estaban dispuestos a entregarlas declarando la guerra al invasor. De esta manera y al grito “Ana – Karina-Rote  surge la historia de un imponente lugar cubierto de oro de  nombre  Manoa que los españoles llamaron El Dorado y quienes  conquistadores, aventureros, expedicionarios y guerreros españoles e ingleses la ubicaban en la selva guayanesa al sur de Venezuela. Antonio de Berríos (1527-1597) fue uno de los tantos expedicionarios  españoles que llego a  territorio venezolano en 1582  tras el camino del Dorado y de la laguna de Manoa. Navegó gran parte del Rio Orinoco y descubrió que este desembocaba frente a la isla de Trinidad.

         Otro de los expedicionarios que llego por estas tierras en busca de la poderosa ciudad dorada fue Sir Walter Raleigh (1552-1618) capitán de la guardia y corsario favorito de la reina Isabel I de Inglaterra, y reo de Jacobo I. penetro la selva Guayanesa  en 1595, vino por el Orinoco, pero la vegetación tropical  y los caimanes impidieron que sus barcos avanzaran, por lo que solo pudo llegar hasta donde se unen las aguas del Orinoco, el gran rio con el Caroní. En cada aldea que encontraba peguntaba por esa ciudad de oro, pero como no le daban razón de ella incendiaba los poblados y mataba sus habitantes. Dicen que entonces regreso a su país, donde escribió un libro sobre sus aventuras por estas tierras con mucha fantasías en 1596 titulado: “El descubrimiento del Vasto, rico y hermoso imperio  de la Guayana”  con un relato  de la poderosa  y dorada ciudad  de Manoa (EL Dorado) en el mismo cuenta que existían hombres  con los ojos y la boca en mitad del pecho llamados Ewaiponoma y también una montaña de cristal. 

          En 1617, Raleigh junto a su hijo  volvió a territorio venezolano preparando una nueva expedición  en busca del Dorado. Con trece barcos y mil hombres se apoderó temporalmente  de Santo Tome de Guayana en compañía del teniente Lorenzo Keimis, fue derrotado por los españoles, quienes mataron  a su hijo y a su sargento mayor. Frustrado otra vez, retorno a Inglaterra y fue apresado  y condenado a muerte  por el Rey Jacobo I.

         No existen datos exactos de la existencia de una ciudad cubierta totalmente de oro como la buscaban los conquistadores y expedicionarios,  para algunos historiadores,  nuestros indígenas contaban a los conquistadores españoles sobre ella,  para distraer y confundir al invasor, pues quien más que nuestros antes pasados aborígenes para conocer sus extensas selvas  y grandes ríos; ellos más que nadie conocían del peligro que podría existir quien  sin conocer  se sumergiera en sus selvas, es decir  ellos sabían que el invasor enfermo de oro se perdería más rápido en sus selvas y ríos que ellos en sus ciudades.

        Ahora bien, y para hacer de esta historia un poco más interesante; para otros  la ciudad Dorada si existió  solo que se llamaba “El Callao” y aunque no cubierta de oro, se extrae de ella  grandes montañas  de  oro de lo más profundo,  directo de la propia madre tierra. La ciudad de “El Callao” comenzó a formarse  debido al descubrimiento  de un filón de oro en 1865  que luego se conocería  como mina de El Callao, la cual se convirtió  en el punto focal de todas las compañías  y buscadores de oro. Fue tal cantidad de oro encontrada  que pronto se le considero la zona de mayor riqueza aurífera en el estado; lo que condujo a la creación  de la Compañía  Minera de El Callao, que coloco a Venezuela entre los principales países productores de oro a nivel mundial.       

           Al finalizar el siglo XIX y tras confirmarse la existencia del oro en la quebrada Caratal y en la mina ubicada El Callao, la leyenda de El Dorado tomó auge de nuevo  y una ola de mineros  y exploradores  buscadores de tesoros  se trasladó a la región. En 1840 la región de Guayana se convirtió  en la zona aurífera  por excelencia porque para ese momento se contaba con informes legales  acerca de los yacimientos del cotizado metal. Es importante destacar, que el actual pueblo El Dorado del estado Bolívar se halla en la confluencia  de los ríos Cuyuní, Yaruán y Yuruari, y ha sido objetivo de los buscadores de oro. Debe su nombre a la conocida leyenda de El Dorado.

        Entre 1848 y 1860 la región recibió a las compañías británicas y francesas  que venían a montar  empresas de explotación  aurífera, y una ola de  BUSCADORES DE ORO   provenientes de distintas partes del país  y del mundo que   igual que los conquistadores y expedicionarios de  siglos atrás también  se habían contagiado hasta la actualidad  de la “FIEBRE DEL ORO”  en búsqueda de la “CIUDAD DORADA

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